martes, 7 de mayo de 2013

Villena: Un verdadero Juego de Tronos (Parte II)

En esta segunda entrega de la entrada dedicaremos unos parraficos a los orígenes y ascenso del señorío de Villena. Para empezar esta historia de luchas reales, nobiliarias, familiares, que variaban entre rabietas de estar por casa por temas de herencias a guerras internacionales, nos remontamos al rey Fernando III, El Santo, quien volviera a unificar los reinos de León y Castilla y reconquistase buena parte de la península.

A su lado, Juego de Tronos es un culebrón colombiano.

Resulta que este rey, con esa manía que tienen lo monarcas de tener hijos, tuvo algunos cuantos, pero aptos para la labor de gobernar sólo engendró a dos mocicos. Los demás o eran mujeres (que hasta la Merkel no pintaban mucho en política) o bien los tiraban para la curia y jerarquía religiosa (que también gobernaban, pero de otra forma). De estos dos polluelos  reales, el mayor sería el futuro Alfonso X, El Sabio y el más jovencico sería conocido como Infante Don Manuel.

Para los que esperaban algo como dragones, hechizos y esas cosicas de las novelas están de suerte, porque cuenta la leyenda que la señora reina tuvo una especie de sueño revelador profético que le indicaría que Alfonsico no sería muy buen rey y que los misterios de las premoniciones premoniciosas veían con mejores ojos al peque, al Manu. Total que como unos padres, por muy reyes que sean tienen que querer a sus hijos por igual, le dieron un escudo propio a Don Manuel y se le dejó en herencia la famosa espada Lobera, el cuchillo favorito del rey San Fernando, a la que la leyenda atribuía poderes mágicos mucho antes de que se popularizara la dichosa Excalibur. O al menos eso cuenta el chiquillo del Infante, que como veremos, fue muy dado a las letras (y al autobombo).

Lo que de verdad ocurrió es que, para curarse en salud, se acordó entre Castilla y Aragón el concederle un reino entero a Don Manuel, para que en caso de faltar heredero por un lado u otro, tomase su pandero el trono. Pero como era pedir bastante, el prometido reino, que comprendería toda la zona del Vinalopó (habéis oído bien, un reino del Alto, Medio y Bajo río con nombre de Villena), acabó siendo un pequeño señorío menor. Eso sí, dicha región estaba entonces aún en manos musulmanas... que eran reyes, no tontos.


Pero pasó el tiempo y el rey Alfonso X estaba en racha de victorias cepillándose media reconquista. Por el Tratado de Almizra (Campo de Mirra, en viejuno), Jaime I y Alfonso X marcaban sus fronteras: Villena, pa Castilla y Biar, pa Aragón... y así una línea hasta Busot, en la costa. Así los Aragoneses no podrían avanzar conquistando Alicante y Murcia, comiéndose dos duros. A cambio se acordó el matrimonio de Fonsi y Manu con las infanticas del Conqueridor. El rey se casaba con Violante y Don Manuel con Constanza, la hermana menor (pero que al parecer era mucho más grata a la vista que la mayor). Violante no le cogió mucho cariño a su guapica y virtuosa hermana y rápidamente se les dio lo prometido para evitar temicas chungos (¿Entendéis ahora lo del reino del Vinalopó?). Así nació el Señorío de Villena, con Don Manuel como primer Señor.

Era cuestión de tiempo que Violante cumpliera con todo guión novelesco envenenando a su hermana. Don Manuel acabó apoyando a su sobrino Sancho para que destronara a Alfonso X y de paso se ganó terrenos para él, compensando así lo perdido del señorío por revueltas mozárabes e incursiones de los Aragoneses (Almizra no lo respetaba ni Dios). En ese ambiente moría el Infante, dejando un chiquillo de un añico a cargo  del mayor señorío peninsular. Este ñaco sería quien contase toda la historia anterior, para justificar en parte su poder... poque se trataba de Don Juan Manuel: Señor, Duque y Príncipe de Villena.


Juanma organizó lo que en teoría se podía considerar una especie de estado independiente entre los dos reinos, con todas sus instituciones y estamentos, que sería la envidia de algunos nacionalismos actuales. Y como primera figura de la historia de las letras hispánicas se lo curró para dejar claro que era la leche, muy buen gobernante, querido y respetado.

Falleció dejando sólo mocicas como descendencia viva, por lo que el hipotético "Estado de Villena" se encontraba en peligro... pero eso lo dejamos pa otra entradica más. 

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