miércoles, 8 de mayo de 2013

Villena: Un verdadero Juego de Tronos (Parte III)

Retomamos esta extensa entrada por donde nos habíamos quedado, por la descendencia del Príncipe de Villena, Don Juan Manuel. Si antes del autor del Conde Lucanor la historia de negros conflictos familiares era merecedora de serie propia, a lo "Isabel" (que por cierto tiene mucho que ver con el fin del marquesado), después de que nuestro Juanma estirase la pata la cosa se puso aún más enrevesada que las peleas entre Starks, Lannisters y compañía. 


Don Juan Manuel, padre de reinas y abuelo de reyes, la palmó. Vino a heredar el mayor cacho de tierras de España su hijo, Fernando Manuel de Villena. Tan envidiable eran sus posesiones que sólo duró en este mundo dos añicos como Duque de Villena (que si te mato, que si te enveneno... cosas de nobles) antes de hacer las maletas pal otro barrio. Su primogénita, Blanca de Villena no se alzaba a más de un metro del suelo cuando acabó convirtiéndose en la II Duquesa de Villena.

Y claro, una cría con una finca del tamaño de un país entero era un apetecible bocado para los grandes soberanos. Pedro I de Castilla se adelantó a sus homólogos para... 1º. Llevársela a la Corte... 2º. Envenenarla (que parezca un accidente)... y 3º. Quedarse con todo el Señorío de Villena.


El caso es que todas las poblaciones del Señorío se reúnen en Villena para proclamar y reconocer como heredera a Juana Manuel de Villena, hija del Príncipe Don Juan Manuel y tía de la pobre Blanquica, la heredera frustrada (eso de morirse asesinada con 13 añicos no es muy agradable). Esta III Duquesa se había casado con un tal Enrique, que a fuerza de leches y batallicas se queda con el trono de Pedro I, pasando a ser así reina de Enrique II de Castilla. 

Mucho título pa una sola reina, debieron pensar, así que se le cedió todo a un noble, Don Alfonso de Aragón, nombrado I Marqués de Villena (menudo regalico). Llegó dispuesto a recuperar la hegemonía del antiguo pseudo reino de Don Juan Manuel, pero casi nada más empezar a mover cosicas fue capturado por el Príncipe Negro de Inglaterra, en la batalla de Nájera. Se le dejó ir, pero con sus hijos apresados como rehenes y garantía del pago de su rescate y el del propio Fonsi. De esta forma se endeudó el Marqués y con él, todo el Marquesado (esto nos suena de algo, ¿no?), por lo que Enrique III (nieto de nuestro Juanma) se lo embargó enterico y lo "desahució" (esto ya nos va sonando más, por desgracia).


El nieto de Don Alfonso, el famoso Enrique de Villena, el Astrólogo, el Nigromante, el Brujo, el Alumno de Belcebú en la Cueva de Salamanca (ya os avisé que esto era más fantástico que los dragoncicos y no-muertos de Juego de Tronos), nunca llegaría a ser el Marqués, aunque así se le recuerde. En parte por todo el follón que montaron los famosos Infantes de Aragón, que al crecer se convirtieron los infantitos en soberanos de los reinos peninsulares y todos querían su trocito de Villena. Entre guerras, leches y palabras malsonantes, esta región pasó por muchas manos distintas: la reina María hereda como IV Duquesa de Villena, Castilla se lo compra (nada de ceder terreno a Aragón), el rey de Navarra reclama su pedacico y el resto se deja en manos de nobles de confianza, como Álvaro de Luna, quien deja gobernando Villena a Pero Ibáñez, el Doctor Peribáñez.

En una esquina del Marquesado, uno de estos noblezuelos, de orígenes portugueses y judíos, teje una red de negocietes y conspiraciones, metiéndose en todos los fregaos para ir, poco a poco, haciéndose con más tierras. Tan hábil negociador era que acabó consiguiendo tomar los viejos pueblos del viejo Señorío y acaba proclamándose II Marqués de Villena, habiendo enemistado y estafado a media España. Desde la distancia acaba consiguiendo la muerte de sus enemigos, conspira contra el rey y sale de rositas. Hablamos del malo maloso de la serie "Isabel", Juan Pacheco, probablemente el hombre más poderoso de su tiempo. Era capaz de aliarse con el enemigo para hacerse con más pueblos y tierras.


Claro que con el tiempo, le salen dos competidores a la altura. Eran, nada más y nada menos que Isabel y Fernando. Diego Pacheco, el III Marqués, apuesta por el caballo perdedor poniéndose de parte de Juana la Beltraneja frente a Isabel... y bueno... la historia ya nos dice cómo acabó. Villena pasa así a incorporarse al nuevo estado de España bajo la corona de los Católicos, con el Marquesado dividido o disuelto entre varios  gobernantes. De la rebelión de la Cinco Campanadas contra el Marqués, la Peste, la proclamación de una nueva Patrona y el Pacto de la Puerta de Almasa... de eso... bueno, eso da para otras tropecientas entradas más. Juego de Tronos no es más que es un bonito cuento de hadas infantil, en comparación con toda esta historia del Señorío y Marquesado.

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