miércoles, 4 de junio de 2014

Más cuentos chachi-pirulis sobre el Tesoro de Villena

El año pasado empezamos a charrar y escribir tanto del Tesoro, el Tesorillo y el Tesorillico, que hasta tuvimos que inventarnos una sección entera sólo para él. Y no es de extrañar, pues se trataba del año del 50 aniversario del novelesco descubrimiento del Tesoro de Villena (y del Tesorillo, unos meses antes).

2013: Año de empacho áureo.

Pues resulta que el mismo día del aniversario (1 de diciembre de 2013) era publicado en el periódico La Verdad un artículo sobre el mismo [Aquí el enlace]. El caso es que comienza con un sugerente "No es oro todo lo que reluce en el Tesoro de Villena", y a nosotros ya nos empieza a oler algo de tufillo.

Mmmm...

Comienza presentándonos las dudas e incógnitas acerca de su origen y de la discusión sobre su datación precisa. Hasta ahí bien. Pero el problema es que presentan la propuesta original de Soler como una teoría muy firmemente defendida por el gran arqueólogo, cuando en realidad aquello de lo de "la ocultación por parte de algún reyezuelo del Cabezo Redondo" era una vaga sugerencia temprana tras el boom mediático del descubrimiento.

."Que sólo era una sugerencia, coño".

Para colmo, habla de los trabajos de Mauro Hernández en el Cabezo como un incansable intento de asociar premeditadamente el Tesoro con el famoso yacimiento. O al menos eso parece sugerir, de forma muy gratuita, manchando el rigor y la profesionalidad de los equipos de la UA.

-"Mauro, que dicen que no somos rigurosos".
-"¿Quiénes, los de la teoría de la conspiración
o los periodistas mediáticos?"

Y para confirmar nuestras sospechas llegamos al final del artículo. Aquí nos cuenta el cuento, una de las tropecientas versiones de la historia que se cuentan por Cañada. En la de este artículo, el tesoro debía pertenecer a una señora con pasta (y con un tesoro milenario en posesión suya) que legó en herencia el oro a su sirvienta, una mujer de la Cañá (¡Oh, qué casualidad!). Y la moza lo enterró por su casa, al ladico de la rambla del Panadero (¿Pero no era de Cañada, en qué quedamos?). Según esta versión un administrador interesao la acuchilló al no darle el tesoro.

-"Y eso es verdad, porque me lo dijo mi abuela. Y punto".

La realidad del asunto es que apenas unos años antes del famoso hallazgo amanecieron asesinados media familia en una pobre casica cerca de la rambla. Un hecho chungo, chungo que nada tiene que ver con el oro. Y claro, los de la Cañá les debió de hacer cosica que surgiera tan maravilloso hallazgo a sólo dos kilómetros del término de su pueblo... pero en  tierras de esos orgullosos señoritos de Villena. Así, el crimen de la rambla les sirvió de base para darle jugo a una gran variedad de historias: familias ricas de Cañada asesinadas, orfebres con un extraño gusto por la estética del bronce, ladrones y botines y hasta una referencias a las arcas del pueblo o de la iglesia, saqueadas en la guerra civil. Todo sea por "cañadizar" el tesoro.

-"Ostras, esto se lo va a querer agenciar tó dios".

Nosotros hemos oído hasta versiones yeclanas y caudetanas, con un tesoro yeclanico y caudetano, respectivamente. En fin. Más rigor periodístico y menos cuentos. Y que esto lo tengamos que decir nosotros tiene tela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario