domingo, 19 de enero de 2014

Hormigón en caída libre

Últimamente se ha vuelto a poner de moda a nivel político el hablar del estado de los balcones del Poblao. Como bien saben (tan ilustrísimos lectores que sois), la estructura de algunos bloques de edificios del Barrio San Francisco deja mucho que desear. En especial destacan los balcones, principal foco de peligro por el riesgo de desprendimientos. Yo no sé tu, pero a mi no me hace gracia el que la gravedad me salude con un leñazo de hormigón en el coco.

Deporte de riesgo: Vivir en el Poblao.

El problema es la aluminosis o fiebre del hormigón. Tranquilicos, no es que se acatarren o resfríen las vigas y paredes, la aluminosis se debe a una mala composición en su elaboración. Todo hormigón se prepara mezclando agua, arena, gravas y cemento, pero si nos pasamos en la composición en alúmina (Al2O3) en el cemento, nos sale rana.

Viga con aluminosis... en paños menores.

Al hidratar el cemento, la magia de la química trasforma la calizas y arcillas en aluminato cálcico hidratado, sólido formado por cristalitos de microestructura hexagonal. Pero si alguno se pasa de listo y le interesa quitarse de encima una partida de cemento aluminoso, la microestructura final obtenida con éste va pasando de hexagonal a cúbica, dejando huequecicos y una fiesta de microgrietas. Este proceso se acelera en climas más cálidos y en presencia de humedad.

Eso blanquico son lo huecos y grietas maravillosas.

Al cabo de un año, casi todo el hormigón está lleno de esos huequecicos que afectan a su resistencia, y así, con el tiempo, las humedades o el abandono, acaban cayendo cascotes de hormigón por todas partes. En este país se dieron muchos casos de cementos aluminosos empleado en construcción justo en la época en la que se construía con prisas el nuevo "Poblado de Absorción" (Pa absorber a la peña desalojada al construir el túnel de la autovía).

Hasta el mismísimo Teatro Chapí tuvo problemas en su día con la aluminosis. Sin un estudio previo de materiales, presupuesto o viabilidad, lo barato acaba saliendo muy caro... Y decimos esto por si nos escuchas algunos... ejem... ejem... [Ahora piense aquí usted en el partido político que peor le caiga].

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