viernes, 12 de abril de 2013

Los Tres Tesoros de Villena... O Cuatro o Cinco...

Ayer acudió quien escribe a la conferencia de Mauro Hernández sobre los tesoros de Villena. Los demás individuos de El Orejón se excusaron pese a tener fiesta (bendita Santa Faz lucentina) y se perdieron una charlica que acabó con un largo aplauso.



 En la misma, el catedrático explicaba de forma sencilla las relaciones entre todos los "tesoros" de este pueblo, en especial los del Cabezo Redondo. Digo "tesoros" porque se atreve a distinguir hasta tres arqueológicos y alguno más "simbólicos". ¿Tres Tesoros de Villena? Pues sí. Hay gente de fuera que aún se cree que eso del "Tesoro de Villena" es alguna metáfora cultural de nuestro patrimonio y costumbres,  a modo de reclamo turístico. Luego se enteran que sí existe un tesoro como tal, y cuando vienen, van y descubren que hay otro: el Tesorillo de Cabezo Redondo (que ayer cumplía 50 añicos al descubierto y otros 3000 de vidilla). 


Pero lo mejor es que nos viene ayer Mauro, tan majo él, y califica como mini-tesoro al conjunto de piezas áureas y no tan áureas que salían por el cabezo a lo largo del tiempo. Eso los deja, respecto a los otros dos, a la categoría de... ¿Tesorillico?. Puede que no sea tan espectacular como el hermano mayor de la famila, el ojico derecho de Soler, pero es vital, como el Tesorillo, para entender, datar y relacionar el Tesoro con el poblado de Cabezo Redondo, sugiriendo que podría ser "100% made in Villena".

Cono (aplastado) y lingotico
de oro, listo para que los del
Cabezo hicieran más tesoros.

También habló de las más de 80 piececicas de una especie de collar, que se pueden ver en la nueva vitrina del museo. El problema de éstas es que no son exactamente de oro. Por estar echas en parte de cobre no duran tanto como las de oro puro, y menos en un lugar como el cabezo.

A ver si sois capaces de ditinguir el bonico color azul
del sulfato de cobre hidratado.
Resulta que el Cabezo Redondo y sus tesoros es lo que es por haber sido una cantera de yesos. El yeso no es más que sulfato de cobre dihidratado (CuSO4·2H2O, para los amigos), en este ambiente, y con un poquico de acidez, el cobre se acaba oxidando fácilmente a Cu2+, catión que forma sales con los sulfatos del yeso dando sulfato de cobre (azul celeste), muy soluble en agua (vamos, que con tiempo y lluvia se acaba disolviendo).

Pulsera infantil con restos de cobre:
"Un nene del bronce con más oros que un gitano o un cani".

El último "tesoro", decía Hernández, no podía ser otro que Don José María Soler... pero dejamos eso para otro momento, que si no, me hacen dividir esta entrada y hay mucho año de celebración por delante.

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