viernes, 30 de noviembre de 2012

Villena en 1930 (Cuando Cristo perdió el gorro)

Este sábado es 1 de diciembre, aniversario del descubrimiento más espectacular de los que se han dado a lo largo de siglos en nuestra zona y no hablamos del Katakí ni de los socarraícos festeros, se trata del hallazgo del Tesoro de Villena.


Este año la Fundación José María Soler lo conmemorará con la proyección de un vídeo inédito sobre Villena fechado en torno a 1930. Se ha conseguido hacer un DVD para su difusión, que se podrá adquirir con el próximo número del EpdV (nosotros lo pedimos p´al Orejón News demasiado tarde). El caso es que su historia tiene miga.

Dejemos que nos la aclare la directora del museo arqueológico, Laura Hernández:
...
···
"Una de las cosas más interesantes de este proyecto es cómo llegó la cinta a manos de Miguel Flor. Según nos cuenta, la conservaba desde que era joven porque se la cambió por un puñado de programas de cine a otro compañero en el patio de los Salesianos. El otro chico estaba quemando varios fotogramas y se divertía en el recreo observando lo rápido que ardía el celuloide y el color que desprendía como consecuencia de la combustión del nitrato de celulosa. Miguel no dudó en desprenderse de los afiches a cambio de tan interesante documento, salvándola así de la quema.

Lamentablemente, tan sólo se conservan siete minutos y medio de una cinta que refleja distintos paisajes de la ciudad, el Huerto Real con su puerta de acceso y la “parecica” del Tio Blay, las iglesias, el Castillo o el Paseo, con el desaparecido monumento al Maestro Chanzá en el parterre, la Fuente del Chopo con el lavadero... Pero también de su gente: los dignatarios en el Palacio Municipal y el pueblo en los espacios públicos más representativos bailando la jota villenera, el corro o el Chínchamela, cantando o de romería en el Santuario. Gracias a la lucidez de personas mayores, que en aquel momento eran niños, como Vicente Prats, Alfonso Esquembre o Lola Navarro se reconoce, entre otros, al Maestro Bravo al frente de la Banda Municipal, al padre de José María Soler en el Ayuntamiento, a los hermanos Amorós en su bodega o a Ricardo Menor en la puerta del flamante Teatro Chapí donde, por cierto, la cartelera con la película programada ha servido para aproximarnos al marco cronológico de la cinta, entre las postrimerías de la dictadura de Primo de Rivera y la proclamación de la II República.

Sin duda se trata de un documento único sobre historia local que se presenta próximo al espectador -al margen de la rimbombante prosa de los rótulos- porque cuenta historias cercanas, cotidianas y poco ambiciosas, donde todos nos podemos sentir de una u otra manera reflejados. Por ello el Museo se implicó desde el primer momento en este proyecto, consciente de la necesidad de conservar, conocer y difundir este importante retazo del pasado local, unas tareas que estamos desempeñando no sólo por las atribuciones legales establecidas para los museos, sino por atención a una demanda ciudadana que quiere preservar y conocer su pasado más próximo.

Por su parte, Miguel Flor es el auténtico valedor de este archivo gráfico y de tantos otros que conserva en el estudio de su casa. No cabe duda de que su interés por nuestras cosas le ha hecho desarrollar el sentido de pertenencia y compromiso con la localidad en la que vive."

¿Cuánta información se habrá perdido sólo porque a un ñaco
de loh Alesianoh le gustase la llama del nitrato?

No hay comentarios:

Publicar un comentario