En Villena tenemos la peculiaridad de poseer el Museo del Botijo, la colección que Pablo Castelo ha ido acumulando a lo largo de los años y que expone en su casa, previa cita.
Posee un millar de botijicos de toda España y de diversos rincones del mundo (Rusia, Argentina,Colombia, México,Chile, Paraguay, Perú, Marruecos, Francia, Grecia, Portugal, Italia y Turquía). Vamos que se ha pasado la vida por medio mundo buscando los más raros. Algunos incluso llegaron a costarle en su día 20.000 peseticas.
Pero muy a nuestro pesar, no es el único museo de este tipo. Existe otro en Toral de los Guzmanes (León) con un edificio entero dedicado al museo y un total de 2500 piezas. Vamos que ganan al pobre villenero por goleada:
Bueno, al menos nos conformaremos con ganarles a los 400 botijos que una tal Justina ha ido coleccionando, como Pablo, en su casa de Iniesta (el pueblo de Cuenca, no el jugador).
Hablando de botijos, la expresión "ser más sencillo que el mecanismo de un botijo" (o chupete), en realidad no tiene mucho sentido. De este tema y del complejo estudio del funcionamiento del botijo hablaremos cuando toque en la sección oportunamente titulada Botijo´s Science, donde tratamos temicas de la ciudad en clave sesudamente científica.
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