martes, 29 de mayo de 2012

A prueba de bombas

Como habíamos hablado hace un par de días del rayo que impactó en el castillo se nos plantea la pregunta de porqué apenas hubo algún pedrusco suelto. Parece que un rayo no puede hacer mucho daño a la estructura de la torre, pero si tenemos en cuenta cómo se distribuía el cableado, cuesta creer que no se apreciaran daños mayores. 
Resulta que si hay algo bien hecho de verdad en este pueblo, es el castillo de la Atalaya. Me refiero a que quienes diseñaron la fortaleza, construyeron un fortaleza de verdad, que aguante lo que le echen. Teniendo en cuenta que lo que vemos hoy parecía ya existir en el siglo XII, resulta sorprendente que con antelación histórica (casi anacrónica) se levantara a prueba de disparos, cañones, bombas, bombones, y arcabuzazos festeros.  
Los cuatro metracos de espesor de mampuesto del bueno que forman los muros de la torre explican porque a Jaime I (que tanto adoran los valencianos por conquistar lo conquistable) se le atragantó no una, sino dos veces, echando por tierra el sobrenombre de el conqueridor


El caso es que tuvieron que venir los almogávares, los muy bestias, con maquinaria de la buena para pasar "por encima" en lugar de "atravesarlo".
Tras aguantar la Revuelta de las Germanías donde apenas sufrió daño alguno, fue sometido al bombardeo de varios cañones tamaño XXL de guiris, austríacos y portugueses en la Guerra de Sucesión. Tras 8 días de cañonazos sólo quedaron algunas marcas que aún hoy se pueden ver.


Por cierto los que defendían eran los borbónicos, y parte por culpa de esto, días después, ganaron la batalla de Almansa (Juan Carlos y ascendencia aún no nos han dado las gracias).

Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir.

El caso es que por aguantar ha aguantado siglos, cañonazos, embajadas, bodas y las envidas del vecindario (pare ser, por eclipsar la existencia de otros castillicos).

-  Ara verás tú si aguanta esto o no.


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